¿Qué es lo primero que piensas cuando vez esos dos colores juntos? La mayoría dirá que el rosa representa el género femenino, y, el azul, el género masculino. Esta asociación de palabras y colores, como cualquier otro tipo de interpretación simbólica, es aprendido. Si no hubiéramos nacido con la idea de que "el rosa es para chicas" y "el azul es para chicos", no lo relacionaríamos de manera tan directa. Este proceso tiene un nombre: color de género. El color de género se refiere a otorgar a cada color una serie de características, basadas en los estereotipos, según el género. Es decir, el color de género relaciona el color rosa con las características femeninas y el color azul representa el género masculino. Claramente, los valores de cada género no son iguales; de manera que las cualidades que representa el género femenino tiene menos prestigio. Estas convenciones forman parte de nuestra vida social, profesional y personal. Socialmente, como vestimos a los niños de azul y a las niñas de rosa, automáticamente identificamos el género del bebé simplemente por el color. Y, como consecuencia de ello, tratamos a los bebés de diferente manera según su género. De hecho, un grupo de psicólogos y psicólogas hicieron un experimento sobre el trato que se le da a los bebés según su género. En el experimento, vistieron a un niño de rosa y luego de azul, y pidieron a un grupo de personas que hablaran con él. Tras la prueba, se descubrió que, la gente sin fijarse realmente en su sexo, identificaba el color de la ropa con el género. A partir de ahí había una clara diferenciación: a los niños les cogía y les soltaba y les hacían actividades más "activas", por decirlo de una manera. También, la gente les decía cosas como "será un chico fuerte", le llamaban "campeón" y cosas por el estilo. Cuando lo identificaban como niña, no jugaban tanto con ellas, sino que muchas personas le tendían a hablar más, hacía actividades más "pasivas" y les decían cosas relacionadas con su belleza, principalmente, como "de mayor serás muy guapa" y comentarios similares. La mente en pañales. Educación diferenciada entre niños. Referenciado de: https://www.youtube.com/watch?v=7hBX7YUAx2I Profesionalmente, o en el ámbito educativo, a los niños y las niñas les otorgan materiales de diferente color para reforzar esta idea. Y, por último, respecto a nuestra vida personal, el marketing también se dedica a diferenciar cualquier objeto en dos colores: diferencian los juguetes, las cremas y otros tipos de cuidados personales y etc para producir más. OrigenPero no siempre ha sido así. Hasta el siglo XVIII, lo normal era vestir a los bebés, fuera cual fuera su género, de blanco por cuestiones de higiene. En el siglo XVIII, se puso de moda los colores pastel en la burguesía y la aristocracia. Con ello, el color rosa pastel comenzó a identificarse con las clases altas. La reina Maria Antonieta, considerada como la reina de la moda de Versalles, fue quien puso los colores pastel de moda, según el libro de historia titulado "María Antonieta", de Stefan Zweig. Entre los siglos XVII y XIX, la invención de los tintes químicos se habían popularizado lo suficiente, haciendo que el rosa no fuera solamente el color de la aristocracia. A partir de ahí, comenzaron a diferenciar los colores según el género. Pero, al contrario de lo que pensamos, el color rosa se convirtió en un color exclusivamente masculino; y el azul se convirtió en el "color de las chicas". Se decía que porque el rosa, un color parecido al rojo, como era un color fuerte y llamativo, se adecuaba mejor a los niños. El azul, sin embargo, como es un color más suave, se relacionaba mejor con el género femenino. Esa idea siguió vigente hasta principios del siglo XX. Hacia 1940, comenzaron a cambiar esa identificación de colores: el rosa se convirtió en un color "para niñas", y el azul se convirtió en un color "para niños". No se sabe exactamente por qué paso, pero se dice que ocurrió por Mamie Eisenhower, la primera dama de Estados Unidos. Se dice que, tras la Primera Guerra Mundial, donde las mujeres entraron al mundo laboral por primera vez, Mamie Eisenhower quería sentirse "más femenina" y decidió llevar un vestido rosa a un evento importante de la época, simplemente porque era su color favorito. Lo demás lo hicieron las empresas de marketing mediante los productos cosméticos y del hogar, que consiguieron popularizar esta nueva moda. A partir de los años 60, un grupo de madres feministas intentaron destruir esa idea y consiguieron, de manera temporal, que la ropa de bebés fuera unisex. Pero en los años 80, comenzaron otra vez a crear ropa "para chicos" y "para chicas", según se explica en el libro Pink and Blue: Telling the Boys from the Girls in America, de Jo Paoletti. Y fue así cómo el rosa se convirtió en el símbolo de lo cursi y de la feminidad. The Pink and Blue Project de Jeong Mee Yong // Jone Macarulla
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